Drama y esperanza: Cuando la inmigración y amor no se mezclan
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Cecilia, Ashton y Jason, en una de sus últimas fotografías juntos.
Por: María Isabel Pérez
La historia de Jason Rochester, Cecilia González y su pequeño hijo Ashton es una muestra de que las leyes de inmigración no tienen todas las respuestas ni muestra siempre justicia.
Se conocieron en el trabajo. Para él fue amor a primera vista. Le llamó la atención la sonrisa de Cecilia, su belleza latina. Aunque lo intentó varias veces solo logró que aceptara su invitación después de un año.
Un día Jason supo que ella no tenía estatus migratorio, pero no le importó. Se casaron sin pensar en las leyes que podrían complicarles la vida más tarde. Al poco tiempo nació Asthon.
Un permiso de trabajo otorgado por la administración de Obama para personas indocumentadas, sin antecedentes y que no les otorgaba residencia, benefició a Cecilia.
Para renovarlo iba a citas periódicas con el ICE, que ella cumplió religiosamente. Sin embargo, con la presidencia de Donald Trump, todo cambió.
El pequeño Jason recibiendo tratamiento para el cáncer.
Se desmorona el amor
Entre sus primeras medidas de inmigración, Trump quitó el amparo que había protegido a personas como ella, bajo la premisa que sí estaban indocumentados se tenían que ir o ser deportados.
“Mi temor era que me detuvieran y tuviera que separarme de ellos. Lo que estaba pasando con otras familias, me asustó”, recuerda Cecilia al describir la situación cuando el gobierno anunció cambios en inmigración.
Irónicamente, Jason votó por Trump, y confiaba en que todo se podría solucionar. Sin embargo, Jason se dio cuenta que no era así.
“Cuando él (Trump) hablaba de sacar a los hombres malos estuve de acuerdo. Pero según él todos los indocumentados son malos y no es así”, señala Jason Rochester.
Temiendo que podría pasar con Cecilia, dudaron ir a la próxima cita con ICE, pero fueron. Llevaron un boleto de avión y le prometieron al oficial que ella se auto deportaría.
Así lo hicieron, disfrutaron las últimas semanas juntos en Estados Unidos y a comienzos del 2018 se fueron a México. Cecilia terminó instalándose en Mérida donde vive desde entonces.
Jason y Ashton regresaron a Roswell, en Georgia. Jason trataría todo lo posible para traerla. Pero las expectativas no parecían buenas. Aunque su primer abogado les dio esperanza, el segundo fue realista. Éste no veía un regreso fácil para Cecilia.
Para mantenerse unidos Jason y Ashton viajan a México a visitarla y otro tanto lo hace la tecnología.
Ashton se enferma
Ashton estaba de vacaciones en Mérida, cuando Cecilia le notó algo raro.
Lo llevó al hospital y le descubrieron un tumor cancerígeno en el riñón izquierdo. Eso fue devastador. Jason voló de inmediato a recoger a Ashton. En Estados Unidos fue operado y recibió quimioterapia y radiación.
“Sentí que se me caía el mundo. Fue terrible, no sabía qué hacer”, dice Cecilia impotente desde México. Pidieron una visa humanitaria para ella, pero fue negada.
“No miraron siquiera el expediente médico de 250 páginas con el historial de Ashton”, recuerda Jason quien agrega que compartió la foto de su hijo en el hospital en la página de Trump, buscando una ayuda que no encontró.
Su lucha
Jason se hizo miembro de Familias Americanas Unidas, una organización creada hace unos 15 años, que promueve cambios en las leyes para estadounidenses como él, con una familia separada o con problemas de inmigración.
La Hermandad Internacional de Camioneros, (Teamsters), de la cual hace parte Jason y que agrupa a unos 14 millones de trabajadores del transporte de Estados Unidos, Canadá y Puerto Rico, se pronunció brindándoles su apoyo.
“Jason y Cecilia buscaron los canales apropiados de inmigración para hacer las cosas bien”. Pero dado el estado patético de las leyes de inmigración de nuestro país, se quedaron sin buenas alternativas. Separar familias es anti-americano, pero los legisladores de Capitol Hill pueden cambiarlo”, dijo Jim Hoffa, presidente general de Teamsters.
¿Dónde están sus esperanzas ahora?
Sus esperanzas están en la propuesta de ley HB 2920 que ha sido radicada recientemente y que resolvería el drama a millones de familias.
“El DACA, no nos sirve, el acta para los trabajadores agrícolas no nos sirve. La HB 2920 es el único proyecto que puede ayudarnos” dice Jason con optimismo y promoviendo la petición que circula para que más ciudadanos empujen la ley.
Mientras tanto sigue trabajando, despachando paquetes de UPS y planeando el futuro con su esposa Cecilia y con su hijo Ashton, un futuro donde la felicidad no dependa de leyes creadas por los hombres sino dictadas por el corazón.
Hablando para El Nuevo Georgia, Edgar Falcón, presidente de Familias Americanas Unidas, dijo que el proyecto de ley HB 2920 era la salvación para personas como Jason y Cecilia, e incluso para él, quien lleva 12 años entre México y Estados Unidos–su esposa, vive en Ciudad Juárez, y él trabaja en Texas.
Respecto a la aceptación del público, la organización divulgó recientemente los resultados de un sondeo realizado por SurveyUSA entre votantes registrados. Arrojó que 56% de mil 200 encuestados apoyan la ley y sólo el 10% la desaprueban.
La propuesta de Ley HB 2920 supera favorablemente a otras que también han sido presentadas, como la HR6 o Dream, Promise Act, que obtiene un 39% y la iniciativa HR1603 o Workforce Modernization Act que obtuvo 18%.
La HR6 se refiere a la ley que beneficiaría a los soñadores, que pasó de la Camara de Representante y ahora está en manos del Senado. Por su parte la HR1603, ayudará a los trabajadores del campo y también pasó por la Cámara de Representante.
Finalmente, Familias Americanas Unidas ha redactado una petición de apoyo a la HB 2920.
Quienes deseen pueden inscribir su nombre en el siguiente link:
