“increíblemente estúpido”
Nadie se esperaba una frase tan dura. Y menos viniendo de Jeb Bush, el ex gobernador de la Florida, hermano del ex presidente George W. Bush, incluido en todas las listas de posibles candidatos presidenciales, gran conocedor del mundo latino, casado con una mexicana, Columba, y perfectamente bilingüe.
El ambiente de la conferencia era para decir cosas bonitas, halagadoras, agradables. Cientos de Republicanos se habían reunido en el emblemático y señorial hotel Biltmore de Coral Gables en una maravillosa tarde floridana para hablar sobre cómo capturar el voto hispano.
Antes se habían escuchado los discursos de siempre: que los latinos se asemejan más a los Republicanos por sus valores tradicionales, por su posición antiaborto, por su rechazo a los gobiernos grandes y metiches.
También se oyeron las críticas al presidente Barack Obama por no haber cumplido su promesa de presentar una propuesta migratoria durante su primer año de gobierno. Y al partido Demócrata por dar como un hecho que los hispanos siempre los preferirían sobre los Republicanos.
Luego habló Jeb Bush y dijo lo que nadie, ahí, quería escuchar: sería “increíblemente estúpido” para el partido Republicano ignorar a los votantes hispanos, el grupo de más rápido crecimiento en Estados Unidos. Y en la audiencia hubo un enorme, pesado, doloroso silencio.
No hay que irse muy lejos para darse cuenta que muchos hispanos perciben al partido Republicano como su enemigo. Fueron Republicanos los políticos que aprobaron la ley antiinmigrante SB 1070 en Arizona. Fueron Republicanos la mayoría de los senadores que votaron contra el Dream Act y mataron las esperanzas de dos millones de jóvenes hispanos.
Fueron Republicanos los que quieren cambiar la Enmienda 14 de la constitución para quitarles la ciudadanía norteamericana a los hijos de indocumentados.
Así ¿cómo pueden ganar el voto latino? le pregunté a Jeb Bush en una entrevista. “Hay que hacer un esfuerzo grande”, me contestó en español. “Es imposible imaginar que los Republicanos –o que la filosofía conservadora pueda ser la filosofía mayoritaria- si no se atraen a más hispanos a nuestro lado. Es estúpido no tratar. Por eso lo digo.”
Las matemáticas están contra el partido Republicano. En las pasadas elecciones para el congreso, a pesar de la crisis económica y una tendencia contra los Demócratas, los Republicanos solo consiguieron el 38 por ciento del voto hispano. Y les fue bien. En anteriores votaciones ni siquiera han alcanzado una tercera parte del electorado latino.
Y si los Republicanos siguen así, no podrán regresar a la Casa Blanca. Sin los votantes latinos ya nadie puede ganar la presidencia. “En 20 años los hispanos van a decidir elecciones, no solo en Texas, la Florida y California, sino en Kansas, Wisconsin, Minnesota y lugares así”, coincidió Bush.
Sin la menor duda, el principal tema que evita que los Republicanos ganen el voto – y el corazón- de los hispanos es el de la inmigración ilegal. Bush lo sabe. El está a favor de la legalización de 11 millones de indocumentados. Pero en esto está casi solo. Y si no cambia la postura del partido en este asunto, es casi imposible que los Republicanos les ganen el voto latino a los Demócratas.
Todo lo demás es discutible. Eso no.
Bush y los Republicanos insisten en que, antes de una reforma migratoria, debe haber mayor seguridad en la frontera con México. “No se trata solamente de tener una pared”, me dijo Bush, “no podemos controlar quien viene y quien no viene a nuestro país: eso es ridículo. Eso es estúpido. Un gran país debe tener esa capacidad.”
Pero es imposible controlar totalmente una frontera de dos mil millas de largo. Cuatro de cada 10 indocumentados en Estados Unidos llegan por avión: vienen con visa de turista, negocios o estudiante y luego se quedan más allá de su fecha de expiración. Y mientras haya mexicanos sin trabajo o ganando 5 dólares al día, y empleos para ellos en Estados Unidos donde pueden ganar 10 veces más, la frontera seguirá siendo una coladera.
Hay que buscar una solución económica a un problema económico. La frontera no se cierra por la fuerza o un muro. Si los Republicanos están esperando a que la frontera con México quede sellada antes de negociar una reforma migratoria, se van a quedar esperando toda la vida y, mientras tanto, perdiendo elecciones.
Al terminar la entrevista con Bush, regrese al lugar de la conferencia. La mayoría de los Republicanos asistentes a la reunión ya se estaban yendo. Vi abrazos y despedidas calurosas. Pero había una gran incógnita en el aire.
Sí, los Republicanos se fueron con la absoluta convicción de que para ganar la Casa Blanca y las elecciones del futuro necesitan urgentemente el voto de los latinos. Su problema –el gran problema- es que no saben cómo hacerlo. Todavía.