Respuesta a Luz Mery
“Felicitaciones, a mí que me tocó los inicios. Qué alegría ver que a pesar de las adversidades se puede ser feliz…”
Este es uno de los mensajes que recibí de mi amiga Luz Mery, quien estudió conmigo durante la universidad, ella presenció de muy cerca los retos que tuve que enfrentar durante estos años universitarios y muchas veces me acompañó en esos momentos de tristeza y en los que crees que no puedes más y me envía este mensaje al ver una de mis publicaciones en Facebook.
En aquella época definitivamente yo era otra persona y aunque he cambiado en muchos aspectos, me voy a ceñir al hecho de ser feliz. Porque durante ese tiempo no era feliz y como ella aunque se encuentra en la distancia puede percibir que hoy las cosas son diferentes en mi vida.
La diferencia básica radica en que, durante esa etapa de mi vida no comprendía eso que llamaba felicidad. Cuando comencé a entender el concepto, mi vida cambió.
Primero la felicidad no es un destino, no se llega a la felicidad, ella como muchas otras emociones son pasajeras, se hacen presentes en determinados momentos.
Existen muchas cosas y situaciones que nos pueden hacer felices, como estar con la persona que quieres, conseguir el empleo por el que has esperado, viajar, celebrar un logro.
En todos esos momentos sentirás una alegría indescriptible, pero pasado un tiempo posiblemente se presentarán problemas con tu pareja, el empleo se volverá rutinario, quizás no tengas el mejor jefe, visitar ciertos lugares puede ser una experiencia no tan agradable y celebraste un logro y, solo es un logro.
Después de un tiempo descubres que puedes ser feliz en un aspecto pero, estás no tan feliz en otros. Entonces ¿dónde está la felicidad tan anhelada, esa de la que hablan y buscan tanto, esa por la que miles de personas arriesgan todo?
Pues bueno, la felicidad tiene la peculiaridad de ser efímera y sutil como el viento. Como ese beso furtivo, lo sientes por un momento y luego se va, solo queda la sensación.
Cuando comprendes que la felicidad tiene esta característica tan peculiar empiezas a buscar más allá y te encuentras con la SERENIDAD, con la paz. Y descubres que más allá de la adrenalina que te provoca en el instante existe la posibilidad de vivir serenamente.
Comprendiendo que la felicidad no es un destino, es un agradecer constante por todas y cada una de las cosas que tienes, de compartir con la gente que amas, de reconocer que todo está en ti y no está afuera. Que ni tu pareja, ni tus hijos, ni tu empleo, ni tus posesiones te van a dar la felicidad. Que conocer un nuevo lugar no te va a hacer feliz.
Que vivir en paz significa aceptar cada minuto y reconocer la voluntad de Dios en cada una de nuestras experiencias. Significar asumir la vida, dejar de lado muchos pensamientos y creencias que nos impiden disfrutar el presente.
Ser posible y vivir en paz es posible, no es tan complicado. Sin embargo, requiere hacer cambio en nosotros, arriesgarnos a tomar decisiones, amar y perdonar con cada inhalación. Y si por algo las coas no salen como queremos volver a amar y a perdonar.