Filipinas y el Tifón Haiyam
Por: Adriana García.
Si bien Filipinas es considerada un país de alto riesgo en desastres naturales y es golpeado recurrentemente por tifones, sismos, erupciones volcánicas y ciclones tropicales, la llegada de Haiyan, el megatifón que tocó tierra el pasado 8 de noviembre ha sido el evento más desastroso para este país en los últimos años.
Haiyan, que ocurre tras un fuerte terremoto de 7.2 de magnitud que dejó un saldo de 229 personas muertas el pasado mes de octubre, barrió seis islas del centro del archipiélago filipino, golpeando la costa oriental del país, la tormenta pasó rápidamente a través de sus islas centrales con vientos de 147 millas por hora y ráfagas de hasta 170 millas, provocando un aumento en el nivel del mar en más de hasta 20 pies de altura, lo que demolió edificios, arrastró viviendas de la costa y provocó marejadas gigantes.
Aunque aún no hay cifras exactas, la Cruz Roja ha estimado cerca de 10 mil muertos y 9.7 millones de afectados en las 41 provincias del país. Por su parte, el gobierno filipino reportó a las Naciones Unidas al menos 4 460 muertos, 3,800 heridos y cerca de 12 millones de personas afectadas, de las cuales alrededor de 600 mil han sido desplazadas.
Filipinas, un país conocido por su pobreza y corrupción, pierde cerca de 1.600 millones de dólares anuales por causa de los desastres naturales según datos el Banco de Desarrollo Asiático. Con el reciente fenómeno, su ya socavada infraestructura ha quedado bastante dañada, considerando que Filipinas presenta el menor porcentaje de caminos pavimentados en comparación con sus países vecinos como Vietnam, Malasia, Tailandia y Singapur.
A pesar de dichos retos, el Presidente Benigno Aquino III ha logrado ubicar a Filipinas en una de las economías de crecimiento más acelerado en Asia, elevando la esperanza para que millones de personas sean rescatadas de la pobreza. Este año, el crecimiento trimestral llegó a 7.8%, superando a China.
Haiyan se suma a la lista de al menos 20 tifones devastadores que han golpeado al archipiélago desde 1987. Además de la inmensa destrucción física, principalmente a la infraestructura del país y los sistemas de comunicación, Filipinas está enfrentando un caos de tipo social. En lugares como los hospitales existe gran escasez de suministros médicos y personal, por lo que la ayuda médica es limitada. Y en las calles ya se reportan casos de saqueos y robos, así como violaciones a mujeres y niños en las zonas más afectadas del país ante la falta de seguridad y orden cívico.
Aún cuando naciones como Estados Unidos y por parte de la Unión Europea han ofrecido su ayuda inmediata, Filipinas encara una lenta recuperación. Por el momento, las Fuerzas Armadas estadounidenses indicaron que aumentarán el número de aeronaves y personal para asistir a las víctimas del tifón, mientras que el gobierno de Washington ya ha prometido 20 millones de dólares en ayuda para alimento y material de primera necesidad.